domingo, 28 de noviembre de 2010

Gen. 4, 7

—¿No lo comprende? –gritó–. La traducción popular americana ordena a los hombres triunfar sobre el pecado, y llamáis al pecado ignorancia. La versión del rey Jacobo contiene una promesa en “tú le dominarás”, queriendo significar que los hombres triunfarán seguramente sobre el pecado. Pero la palabra hebrea, timshel, o sea, “tú podrás”, permite escoger. Acaso sea la palabra más importante del mundo, pues da a enteder que el camino está abierto y plantea este acuciante problema: si dice “tú podrás”, también es cierto que podría decir “tú no podrás” ¿No lo comprende?
Pensé en ello mientras avanzaba la fría madrugada y cerraba Al este del Edén. Puedes ser lo que quieras ser, porque la vida no está escrita en ningún libro; y si lo está, nadie lo conoce, así que tanto da. Timshel. Tú podrás dominar al pecado. Es la enseñanza católica original. Da igual la sangre que corra por tus venas, qué viste de pequeño o cómo fuiste educado, porque podrás cambiar las cosas, tu vida y la de los demás. Caín lo hizo.

martes, 23 de noviembre de 2010

Ni perdón ni arrepentimiento

El viento era frío, cortante e inesperado. La gente paseaba por la calle encogida y silenciosa, a su trabajo, a la oficina, al mercado, de un sitio para otro. Alberto los miraba, lo miraba todo. No tenía otra cosa que hacer. Observó detenidamente la cabina de teléfono. La publicidad decía que desde allí se podía hablar con cualquier móvil por cincuenta céntimos. Hurgó en sus bolsillos hasta juntarlos y marcó. Tecleó como quien susurra. Apoyó un brazo en el cristal y miró fuera, mientras sonaban los tonos.
–¿Dígame?
–Hola.
–Ah, hola. ¿Cómo estás?
–Bien.
–¿Dónde has pasado la noche?
–En casa de un amigo, mintió.
No tenía amigos, no tenía a nadie. Había tiritado toda la noche en un portal. Pasaron unos segundos antes de que ninguno de los dos dijera nada.
–Bueno y ¿qué piensas hacer?
–He comenzado el tratamiento, pero…
–¿Pero?
–Hoy he vuelto a beber. Creo que, bueno, eh, creo que estoy borracho…
Y ella colgó.