Con demasiadas horas de despacho encima y el ánimo embotado por la losa de una conversación inquietante, llamé a tu casa. Para variar llegaba tarde. Cristina me recibió en el pasillo con una sonrisa que me hizo olvidar todo. ¿Quieres una cerveza? Siéntate. ¿Ponemos el aire? Estás más moreno ¿Qué tal la bici? Me has dado mucha envidia. Y tú a mi... Sonreí. In Arcaida ego, pensé. Allí estaban Julián, su novia y María José, esperándome, aunque dijeran lo contrario.
Brindamos con la primera copa de vino, creo que dando la bienvenida al mundo real, que debería empezar el lunes. Hablamos sin parar, llenamos y rellenamos las copas, nos reimos y disfrutamos de un cordero excepcional mientras la noche avanzaba sin darnos cuenta. Podría haber estado horas en tu casa, pero todo se acaba, como los hielos en aquel whisky, así que nos despedimos. Servicio completo: cena, copas y ahora te acompañamos a casa, dijo Cris riendo.
Muchas gracias por todo, os dije. Y como creo que me quedé corto os lo digo así.
De vuelta, disfruté de la noche, con las manos en los bolsillos, despacio por las calles vacías. Bebiéndome el final.
Y ahí va una buena canción para despedir el mes de agosto y muchas otras cosas. A partir del lunes, más insólitas aventuras.
Brindamos con la primera copa de vino, creo que dando la bienvenida al mundo real, que debería empezar el lunes. Hablamos sin parar, llenamos y rellenamos las copas, nos reimos y disfrutamos de un cordero excepcional mientras la noche avanzaba sin darnos cuenta. Podría haber estado horas en tu casa, pero todo se acaba, como los hielos en aquel whisky, así que nos despedimos. Servicio completo: cena, copas y ahora te acompañamos a casa, dijo Cris riendo.
Muchas gracias por todo, os dije. Y como creo que me quedé corto os lo digo así.
De vuelta, disfruté de la noche, con las manos en los bolsillos, despacio por las calles vacías. Bebiéndome el final.
Y ahí va una buena canción para despedir el mes de agosto y muchas otras cosas. A partir del lunes, más insólitas aventuras.