martes, 26 de febrero de 2013

A mi mujer


Veneno. Veneno en mis venas y en las tuyas. Dulce veneno, deliciosa mordedura de serpiente venenosa. Bebedizo, pócima, brujería maravillosa y antigua. Así vivimos tú y yo cada día, respirando a bocanadas del mismo veneno, consumiendo cada día como si fuera el primero y el último.
Y ahora, de súbito, casi sin darnos cuenta, una fruta maravillosa de ese precioso veneno nos ha trastornado. El veneno, la sonrisa de Dios Que Vive con Vida Propia, se adueña de cada uno de nuestros pensamientos, del futuro del minuto siguiente y del domingo que vendrá. El veneno –me dices– bebe ahora de mi y los dos de él.
Y sonríe.
Da patadas.
Se mueve en un burbujeo de vida propia cargado de expectativas.
Nos despierta, nos hace sonreir, nos da un futuro más allá del que nunca imaginamos y que ahora vale la pena solo por él.
Y allá, en la lejanía, el horizonte de seguir bebiendo de tu veneno dulce del que nos alimentarás a todos.

5 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Debemos felicitar por ahí entonces, ¿no?
Prodigioso: Ni bien termino de leer esta entrada empieza una canción sobre la anunciación. "The angel Gabriel from heaven came..."

patzarella dijo...

¡Es precioso! Siglos sin pasar por aquí, pero estoy segura que a ella le ha encantado. "La sonrisa de Dios que vive con vida propia"..., "sonríe"..., "da pataditas"... ¡Felicidades!, he de decir entonces...

maria jesus dijo...

Enhorabuena Nestor, me alegro muchísimo

Anónimo dijo...

Llevas una cadencia de publicaciones un tanto...¿relajada?
¡Venga!!

Unknown dijo...

Hola,

eras un modelo a seguir, no otra cosa. Todo el mundo o la mayoría de personas tiene modelos a seguir. No es culpa mía que se te hayan jodido las cosas, ya sabes de quién es como lo sabe todo el mundo. Espero que se haga justicia con tu caso. Sigue leyendo libros y con tu vida normal.

Un saludo, Patriota y hasta siempre.