Este fin de semana estuve en Burgos, en la reunión trimestral de CEAJ (Confederación Española de Abogados Jóvenes) a la que pertenezco por presidir la agrupación de Ciudad Real. Magnífica ciudad, magnífico recibimiento, magnífica organización y mediocre reunión: resolvimos dos o tres cosillas de indudable interés, pero nos dejamos en el tintero otras muchas, en un lamentable ejercicio de rutinaria desidia por parte de nuestra ejecutiva y de buena parte del consejo de confederación.
A la vuelta, mientras conducía y los acompañantes dormían, me pregunté si valía la pena ir a estas reuniones. –Sí, sí es importante; entre otras cosas, porque son tus amigos. Ya estamos. Me has vuelto a alcanzar en la línea de flotación: ese es un golpe bajo.
Pues sí, son mis amigos y cada día que pasa lo son más: me acuerdo de Graciela, con un acento asturiano tan pronunciado como su sentido común; de Lola, que cada día me recuerda más a la morena pastora Marcela; de Esther y su acento isleño, que me hace sonreír cada vez que habla; y de la siempre sonriente y valenciana Ester… Y de Alberto, que se casa en julio y yo que me alegro mucho, mucho; y de Miguel Ángel, un tipo inteligente y elegante, que mantendría el tipo en un muladar; y de Enrique y de Carlos (ahora Ilmo. Sr. diputado de su colegio de abogados) y de Pedro, que se troncha de risa con casi todo y especialmente con el sonido de mi móvil (ups, prometí que te lo enviaría: mañana sin falta). ¡Y la nobleza! Óscar, José Luís, Javi y Gonzalo: duque, conde-duque, marqués y barón respectivamente… Y Santi, mi amigo; amigo de esos que siempre están cuando se les necesita, que saben respetar tus silencios, que se adelantan. Amigo, en una palabra, de esos que radiografiaba C. S. Lewis en sus Cuatro Amores.
Sí, me gustan estas reuniones y más aún me gustan mis amigos. El domingo –a los pies del Cid– pedí no perderos nunca, nunca, nunca.
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5 comentarios:
Y no los perderás, claro que no. Para eso son tus amigos.
Y mejor que se quedaran cosas en el tintero ¿verdad? Así teneis otra excusa para reuniros de nuevo...
Reunirnos, lo que se dice reunirnos, nos reunimos cada tres meses; el problema de dejarse cosas en el tintero es que tenemos el tintero lleno desde hace tres años... En fin, cosas de la abogacía institucional.
Gracias por tus ánimos, no obstante.
Bueno, si está lleno desde hace 3 años ni tan mal. En cualquier audiencia lo tienen desbordado desde hace 30 y ahí siguen, sobreviviendo ¡¡jaja!!
¡¡qué buen ambiente en estas reuniones de viejos amigos!! me gustan! cómo estas luego, toda la semana recordando gestos, palabras... anécdotas ¿verdad?
Encantado de conocerles
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