Después de un lustro, un buen día llegó el silencio. Él tomó la decisión, pero fue culpa suya no darse cuenta de los mohines, del tiempo no dedicado, del ruido del trabajo, de la dificultad para hacer compatibles demasiadas cosas.
Se dieron un tiempo, pero el tiempo pasó.
Y ahí van, indiferentes, como dos desconocidos en la ciudad.
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6 comentarios:
Es triste pero a veces pasa...
Y los desconocidos civilizados, acaban por conocer a otros/as desconocidos/as y, civilizadamente vuelven a caminar juntos por esas calles.
Salu2
Son mucho más alegres los retazos de Zaragoza, las excursiones en bici... pero sí, como dice FutBlo, esto ocurre a veces. Y es triste.
La clave para salvarlo está en el día a día. Sabemos la teoría pero muchas veces -tantas- pinchamos en la práctica...
vaya... 5 años... pobres. Es triste, si, yo he visto una versión de esta historia por aqui también... alguno más de 5 y no por "darse un tiempo" sino por cobardía...
Complicado, complicado...
Uf.
Pero.
Luego.
Cosas aún peores pasan para bien.
El tiempo.
El tiempo dice.
Mil gracias a todos. Lo he imprimido y se lo he pasado. Le ha servido. Un poco solo. Pero le ha servido.
Prometo ser más alegre, pero es que la vida es así.
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