Aquella noche, Antonio se bajó del coche para tranquilizar a su vecino, que le gritaba desde la acera. No hizo caso a su mujer –¡no te bajes! ¡Por Dios, Antonio!– y debió hacerlo porque César llevaba un palo en la mano y una botella con algún producto oscuro. Solo se dio cuenta del error cuando volvió al todoterreno, sangrando. Esta era la versión de Antonio y de su mujer, que aquel día gritaba dentro del coche y que aún ahora tiembla al recordarlo, aunque se guarda lo que sintió porque es fuerte. Y esta es la versión que yo defendía.
El juicio –este lunes pasado– fue duro, porque me involucré demasiado. Quise destruir al agresor, reducirlo a polvo; quise que mintiera y que se contradijera; quise que perdiera los papeles, el honor; quise apalearle con mis preguntas… Quise verle sufrir. Y lo hice.
Y luego, en el coche, de vuelta al despacho, me sentí mal. No debí hacerlo. Soy abogado y busco justicia, no venganza; pero en ocasiones es difícil no perder la cordura entre tanto problema, que debería ser ajeno, pero que no lo es. Encendí la radio; cantaban Michael Stipe y Chris Martin: “may God’s love be with you/Always/may God’s love be with you”.
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14 comentarios:
Alguien me dijo que quedaba demasiado bien en mi blog.
Bien, pues este es mi reverso tenebroso, del que me arrepiento, pero que en ocasiones se apodera de mi.
Este también es Néstor.
No te preocupes... yo, la primera vez que sentí satisfacción de ser letrado fue cuando hice llorar delante de una jueza a un hombre de 50 años: es un ladrón, y allí si que se hizo justicia, lo confesó todo! (otra cosa son todas las amenazas que me hizo después...)
Todos tenemos un lado oscuro. Pero sabes lo que eres y lo que buscas. Y aunque te domine a veces el "reverso tenebroso", reconoces que fallas y tratas de enmendarlo. Ésa es la única manera de salir adelante como se debe.
Uno no acierta siempre, no hace siempre las cosas bien, no se sabe dominar siempre... Lo importante es tener humildad para reconocer que se yerra y para rectificar.
En todo caso, Néstor, quien hizo mal fue el agresor, pegón, animal que intentaba hacer daño. Igual a ti se te iría la sed de justicia un poquito al territorio de la embriaguez de la venganza, pero ni de lejos es lo mismo. De entrada, porque tú si que admites tu posible error.
Supongo -afirmo- que si vives las injusticias es fácil que a veces por exceso de celo, uno se pase un pelo. Está bien que nos lo expliques.
Joe... cada vez que te leo me doy más cuenta de lo díficil, quizá sea mejor decir decir duro, que es ser abogado... y de lo corta que se queda esta justicia nuestra...
Después de la canción respirarías más tranquilo! no?
Si, Néstor, y creerás que eres poco profesional por actuar así. Y habrá quién, como estando de vuelta de todo, te dirá que eso te pasa por ser inexperto.
Pues no, querido. Eso te pasa por ser buen profesional. Serías un mal abogado si no fueras buena persona, y eso supone implicarte en los temas que lo requieran.
Es verdad que cuando se trabaja con la cara cruda de la vida, a veces uno se extralimita. Siempre es mejor que inhibirse o mirar para otro lado.
Yo diría, simplemente, que eres un apasionado de tu trabajo. Y eso, en ocasiones, tiene sus puntos negros.
Nada más. Y yo sigo viendo un Nestor, el que lucha por la justicia.
Néstor, si bien es verdad que sos abogado y lo que se espera es ecuanimidad y justicia... también sos humano, y si estabas convencido de su culpabilidad, no fue entonces injusto.
Bsss. Me gusta leer estas historias de la vida real. Bsss.
Debe ser un trabajo difícil... En ese "hacer cumplir la justicia" uno puede perderse, ¿no es verdad? Yo no se qué haría. La semana pasada me robaron las 4 llantas del coche y fui a levantar un acta..., aproveche para halar sobre una tamalera q echa basura en mi casa.. (grrr) Y el juez -que ni por asomo es como tu- me dijo q la próxima la llevara con una patrulla y que la podían arrestar y cobrar multa... (la vdd no puede, tiene hijos...) A veces me vence el corazón y creo que eso no ayuda siempre para perseguir al justicia (yo de leyes no hablo xq no creo en ellas..., bueno, no en muchas de ellas...)
Seguro que se lo merecía (el acusado, me refiero). Un poco de leña alguna vez siempre viene bien, digan lo que digan.
Aunque no quito mérito a tus reflexiones posteriores.
Lo de mostrar el lado oscuro es algo bueno, y la sensación de vergüenza también, aunque luego te duela todo al pensar "ésto... ¿soy yo?"
Algunas entradas tuyas son como minicapítulos de una serie de policías/abogados/jueces... Y a mí me encanta el género (desde fuera).
Muchas gracias por vuestros comentarios; de veras, muchas gracias.
No os contesto, porque me habéis hecho pensar y porque no sé qué deciros.
Simplemente te implicas y eso puede hacerte daño.
Pero hay que creer en algo y en uno mismo y a veces duele.
Merece la pena ser buena gente, con sentimientos, tanto para implicarse, como para preguntarse y desahogarse como has hecho tu.
Bravo
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