Después de una semana de clamor ininterrumpido, finalmente el segundo domingo el cielo destiló, manso, el rocío sobre nuestras cabezas. Más que llover, el agua –miles de gotas– se quedaba suspendida en el aire, esperando, frágil y sonriente, jugando con las corrientes, a que dos incautos se las llevaban por delante en atropellada carrera ciclista.
Desde las diez de la noche del sábado, nuestro objetivo era el castillo de Caracuel, una fortaleza musulmana sabiamente construida en lo alto de un risco, a unos treinta kilómetros de Ciudad Real, y nada ni nadie –ni la lluvia– nos impediría llegar.
De camino nos encontramos con Miguel y Pablo, a los que pretendimos engañar para que nos acompañaran; doce kilómetros y un par de cuestas les convencieron de que no éramos su tipo ideal, así que nos dejaron con la excusa de la familia, la lluvia y el tabaco. De nuevo Jorge y yo, solos, pero bien avenidos. Un instante en que la niebla se abrió logramos ver el castillo, allá a lo lejos. Nos orientamos y, como el castillo no se movió, logramos encontrar el camino ideal (adviértase que fuimos a ciegas, por las circunstancias meteorológicas, por las gafas mojadas y por no preparar la ruta: triplemente aventureros, en suma).
No aburro más; llegamos al castillo, imponente aún en su decadencia y nos fotografiamos, investigamos y negociamos con un cazador empeñado en que aquello era propiedad privada y no podíamos estar allí. Pero allí estábamos, al menos hasta que nos fuimos, y ante la certeza metafísica, el cazador nos dejó en paz.
De vuelta a casa, el resultado fue de sesenta y dos kilómetros, varias metas volantes, dos piernas doloridas, cinco o seis litros de agua en la ropa y una mañana deliciosa en buena compañía que no cambiaría por nada.
Ya de noche me fui a misa en mi parroquia, la de Santiago apóstol. En contra de mi costumbre, llegué con tiempo. Sonaba el “rorate coeli”. La liturgia, de noche, ejerce sobre mi un poderoso influjo emocional. Acerté en la penumbra a dar con un banco y me quedé largo rato emocionado, hasta que la iglesia se encendió llena de gente.
Dios viene, nos dijo el cura en la homilía, ha nacido un renuevo del tronco seco. Destilad, cielos el rocío. Y tanto. A mi, al menos, no me pilla de sorpresa la venida del Justo. Ya no.
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31 comentarios:
Eres un tramposo, Néstor.
Con estas entradas me ablandas y a ver quién es el guapo que te toma el pelo ahora.
Esa emoción de la que hablas a mí me trastocó en una Misa mayor en Roma, en Santa María Maggiore.
Volviendo a la barricada, dos cuestiones:
1 ¿Había fantasmas en el castillo?
2 En la foto del Club de la Bulla estás más guapo.
Rectifico. Era Misa Solemne. En latín. Concelebrada.
¿Tramposo? Es que huelo el peligro a distancia, Dulcinea. Veamos, a las cuestiones: en efecto, había dos fantasmas en el castillo. Esto, ejem... yo casi me veo mejor en esta foto.
PD: Santa María la Mayor trastoca a cualquiera, siempre. Como Roma: ah, Roma.
Oye, Néstor, hace frío en la foto, joer!!!
Hay que revitalizar el equipo ciclista ya mismito. Propongo que nos patrocine el Club de la Bulla. Y al Giro iremos disfrazados de romanos, en plan camuflaje, y repartimos mandobles con la espada a los oponentes. Ay Roma, nuestra amada Roma.
Insisto en la Misa. Has hecho que la reviva. Había un coro magnífico que cantaba gregoriano (por cierto, al acabar la Eucarístia, en la Sacristía pude comprar el CD). Oficiaban varios sacerdotes y dos Cardenales. !Y pude saludarles!
Uno era un venerable ancianito; Creo que los dos eran italianos.
Con qué cariño les aplaudía la gente... Y luego la lluvia de pétalos de flor blancos dentro de la Iglesia, en honor a la Virgen de las Nieves, porque era el 5 de agosto, su día. Conservo unos pocos de pétalos que guardé en el estuche de las gafas de sol.
Roma, eterna Roma.
Y eres un tramposo. Muy tramposo.
El domingo ajusto cuentas contigo; ya te puedes preparar, con bici o sin ella.
Pianista,
el Club de la Bulla no patrocina traidores como vosotros dos.
Impresionante circuito.
O sea que sí había fantasmas?.
A mí me dan miedo pero un castillo sin fantasma de leyenda es poco castillo.
Por cierto, ya son kilómetros ya...
Pero qué va, Benita. Llama "bici" a su Audi 4, para quedarse con todos nosotros.
Lo que no sabía yo es que los fantasmas de hoy en día visten maillot de ciclista ;)
¡Qué buen viaje! ¿Y quién de los dos eres tu? Insisto es que algún día tengo que unirme a esos viajes, por lo menos sé que algún día -espero pronto- haré el camino de Santiago en bici ;-) Ese es uno de mis tantos sueños..., jaja
ps gracias por la felicitación !!!
PIANISTA, lo cierto es que lo peor era la lluvia. Efectivamente, tenemos que revitalizar ese equipo ciclista.
Ay, madre, DULCINEA, que te veo guerrillera. No obstante, llegas tarde: ya hemos hecho los maillots y el CDB patrocina un anuncio y una meta volante. Muy emocionante lo de la misa solemne en Roma, por cierto.
BENITA, los fantasmas del castillo este son verdaderamente temibles, pero tú no debes tenerles miedo (a no ser que te guste montar en bici y quieras salir con nosotros, claro).
PATZARELLA, yo soy el de la derecha. Pero como voy camuflado (y sin toga) no se me reconoce. Repito la felicitación, por cierto.
a ver, ni con semejante entrada vas a conseguir frenar mi revancha. No olvido mi promesa de ponerte patas arriba el garito por desvelar mi identidada.... topletrado-que-desfila-contoga-o-bañador-hawaiano-o-con-modelito-ciclista!!!
¿Como que de la la derecha? Especifica. ¿De tu derecha o de nuestra derecha? Porque uno de los dos es más guapo que el otro, y dejarnos así, pues majo, no es plan.
De todas maneras, yo creí que eras el que hacía la foto ;)
Me uno a la revancha de María y a la idea de ponerte el garito mirando a Triana.
Juas, juas... María, esperaba tu perdón, pero en fin. No te preocupes, amañaré otro sorteo para que te toque un bici.
DULCINEA, así dichas las cosas, creo que -ante la duda- prefiero no decir quién soy yo... Que luego me decís que si tal y cual. Además, que sepas que el los últimos lustros la técnica a avanzado tanto que las cámaras ahcen fotos solas.
Digo Como el pianista... qué frío.
Y en esta época, mejor que la bici, no sería un coche, unos chocolatitos, etc.?
Un abrazo
Esta entrada es encillamente genial. Mil gracias
Hola Nestor: siento cambiar de tema: bici, campo, juergas de blog...etc.
Seguimos con el tema de los regalos... Nos ayudas con la votación?
Mil gracias
Joé... leyendote hasta me dan ganas de coger la bici y despues ir a misa....
por cierto.... eres el de la derecha del que mira la foto, a qu si????
¿Por qué Dulcinea tiene tomado este blog?
Jeje
Trenti, guapo, que tú también tienes foto. Pásate por la bulla, a ver si dices je, je
Hola Néstor, solo saludarte, he estado despistado un tiempo. Si el mismo comentario para todos, hoy no me da para más. Mañana te veo más tranquilo. Un abrazo. ¿Cuándo vienes?
Néstor, ¿piensas dejarnos con esa historia y ya? Anda, escribe! Por cierto sigo sin saber cuál de los dos eres !!! jaja
Perdonadme, pero he estado en Orense este fin de semana y ayer anduve de comida y reuniones... Total, que me siento ahora mismo en el despacho.
Os escribiré algo mañana mismo.
Ay, FUTURO BLOGUERO, probablemente fuera más cómodo, pero no mejor. Quizá no te lo creas, pero descanso mucho así. Tienes que probarlo (quizá en el encuentro rural de blogueros...).
Muchas gracias, JUANJO. Le verdad es que con aduladores como vosotros, no me hace falta abuela.
BENITA, trataré de ayudarte, pero para esas cosas soy malo de solemnidad.
Bienvenida, DAKY, vuelve cuando quieras. En efecto, soy ese.
Ah, TRENTI, si es que son mi perdición: ¿cómo voy a decirles que se amrchen?
DULCINEA, tú no hagas caso, ya sabes.
Lo cierto, ÁNGEL, es que últimamente te prodigas bastante poco. Ya quedaremos, ya, porque últimamente subo a Madrid con bastante habitualidad.
Ja, ja, PATZARELLA, ¡si me tenéis más visto que la televisión! Soy el de la derecha de la foto...
Hiciste una buena excursión.
Yo tengo la modalidad de ir a misa el sábado por la tarde, ante mis excursiones dominicales a la montaña.
A veces las cosas se complican y con ellas la misa del domingo a última hora.
Saludos cordiales.
Psst, chicas,
no nos aclara lo de la foto porque es el más feo de los dos.
Lo que no sabe es que le pondremos el garito patas arrriba igual.
Y sigue sin actualizar, el tipo...
Valientes! Y lo del rorate, un colofón como la copa un pino.
Bueno pensé que esto ya habia terminado pero como no es así agrego mi granito de arena. El castillo me recuerda uno semidestruido que visité un dia nublado en ni siquiera se donde si era Lisboa o Sintra, hasta el cual llegue por un camino peatonal a través de un bosque que todavia me da miedo recordar... en realidad no es importante donde era porque fui a Lisboa por un fin de semana solo para ir a Fatima y de alli si tengo lindos recuerdos.
Ljudmila, sería el Castelo dos Moros, en Sintra. Es un lugar verdaderamente hermoso, como si a un bosque le hubiesen crecido, en lugar de arbustos o árboles unas ruinas imponentes. En mi guep le dediqué una en lo suyos y una foto.
No disparen.. gracias por el dato. He visitado tu blog. Si debe haber sido Sintra..el bosque era fantástico, pero fué una de las pocas veces en mis viajes que sentí miedo, nadie ni nada por ningun lado...habia si cierta magia y misterio pero solo ansiaba llegar...y cuando llegué bajar ;) y encontré que podia hacer por una "escarpada" lo que me habia llevado mucho mas tiempo subir.
Yo, lo de la misa el sábado, lo llevo un poco mal, APELO, pero reconozco que -en ocasiones- sería lo mejor.
DULCINEA, mucho me temo que os fijáis poco en los detalles, porque salgo siempre con el mismo casco...
Gracias, gracias, ALTEA. Lo de valientes me ha llegado.
LJUDMILA, he visto el castillo en lo del PIANISTA y lo cierto es que merece la pena. La próxima vez que vaya a Portugal, me pasaré por allí con la bici. Ya os diré algo.
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