Era sábado. Veía el ciclismo en la televisión medio adormilado. Me sonó el móvil.
¿Te dice algo el nombre de Juan Ignacio?
Pues no, no me dice demasiado. Me incorporé un poco.
Si, hombre: le hiciste un juicio rápido. Era de no sé qué pueblo, le trajo la Policía.
Ah, sí, sí... Ya sé quién es. ¿Qué pasa?
Que va camino de prisión.
Me quedé frío. Siempre me pasa. La tele empezó a sonar muy lejos y la cabeza empezó a revolver recuerdos. Creo que fue hace solo unas semanas cuando le asistí en el juzgado. En prisión ahora. Le denunció su mujer. De aquella no salió mal: se conformó con la pena que le pedía el fiscal. Había demasiados testigos y poca defensa; si se conformaba le bajarían la pena un tercio. Le recuerdo como si fuera hoy: alto, grande, fuerte y alterado. Muy alterado. Los efectos de la medicación se le fueron agotando a lo largo de la mañana. Se volvía cada vez más agresivo.
¿Cuándo tienes que tomar las pastillas de nuevo?
A la hora de comer.
Ya es la hora de comer: ¿las tienes?
No, están en casa.
Pues vaya. Pensé que había que darse prisa porque de un momento a otro comenzaría a decir barbaridades o a darse cabezazos –otra vez– contra las paredes.
¿Entiendes lo que te estoy explicando?
Sí.
¿Sí, seguro?
Sí, cógelo.
Juan Ignacio estaba alterado pero comprendió lo que pasaba: aceptó el acuerdo que me ofrecía la fiscal. Me dio pena entonces y me la da ahora. La prisión no es un buen sitio. No para él.
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26 comentarios:
Hay ocasiones en las que la impotencia nos llega por vías insondables. A veces no entendemos cómo ha podido dar como resultado algo que no debería haber sido así.
Lo que estuvo en tu mano, lo hiciste amigo.
Un fuerte abrazo.
Pienso lo mismo que el aguaó, tu hiciste lo que estuvo en tu mano, es una pena la verdad, tendría que estar en un hospital si esta enfermo.
La línea que delimita el dolo y la atenuante y/o eximente es y será el eterno debate del derecho penal. Viendo el histórico penal del sujeto te aseguro, NÉSTOR, que este Señor está en prisión, en todo caso, por méritos propios, y por falta de diligencia de sus abogados. O al menos de eso me quiero convencer por lo que me toca, que siempre me queda la duda. Que sigo en ello.
quería decir "y NO por falta de diligencia de sus abogados", se entiende ¿no?
Uf, por suerte existe la justicia divina. Pobre hombre y pobre su abogado que hizo lo que se pudo.
¿No debería estar, en lugar de en prisión, en ese otro sitio que estamos todos pensando? Es que eso de irse partiendo la cabeza él solito y quizá también a los demás, no sé...
MMMMMMMMM, que pena!. Recuerdo cuando estudiaba, hace un siglo o así, siempre tuve la sensación que la "función de la pena" (en Dcho. penal, claro) nunca estuvo suficientemente clara. Castigo proporcionado, prevención ajeno, ejemplaridad, rehabilitación, reinserción...
Me lo pareció entonces y cuando leo estas cosas me lo sigue pareciendo.
Un saludo
AGUAÓ, el verdadero sentimiento es de rabia, no de impotencia. Hicimos lo que pudimos y él volvió a meter la pata, aún a sabiendas de que le saldría caro.
LUISA, la prisión -como dices- es un horror, para todo el mundo; también para los maltratadores. No entro en si es el lugar en el que debe estar o no. Solo en que es un horror.
Gracias MYRIAM. Sí, yo también creo que debería pasar una temporadita en un psiquiátrico. En ello estamos.
Sí, RAMÓN, lo sé. Sé que se la ha ganado (ambos lo sabemos demasiado bien), que está por méritos propios, pero no deja de paercerme injusto. Todo el trabajo que hemos desarrollado para que lo tire por la ventana tras un atracón de copas y pastillas.
ALEMAMÁ, es que no sé cuál de las dos justicias le va a tratar mejor. De veras, no lo sé.
ALTEA, creo que sí, que deberíamos encerrarlo en un psiquiátrico. Pero no es tan fácil.
BENITA, el otro día, con unos amigos, discutíamos sobre la verdadera naturaleza de la pena, que no es otra que el mero castigo (el resarcimiento de una sociedad herida por el delito). Nadie se cree lo de la reeducación social y la reinserción... Y eso me da pena.
Sí, pobre hombre. Qué sitio tan triste la cárcel. A ver qué se puede hacer por él. Pero habéis pensado en la víctima??? En el sufrimiento de esa mujer? En la ansiedad que le haya podido generar? A ella quién le ayuda? Quién le quita los malos ratos pasados??? Por desgracia, nadie.
Y lo triste es que hay cantidad de personas así, que por unas circunstancias u otras llegan a esa situación. Pero lo peor: ni las leyes, ni la justicia ni nadie hacen nada por evitarlo. Créeme Néstor, no ejerzo como abogada pero sé de lo que hablo.
Por un lado, tiene que pagar un precio por hacer daño. Así es cómo nos quedamos satisfechos. Exigimos del criminal una compensación por su agresión.
Por otra parte, no creo que la cárcel sea el mejor sitio para rehabilitar maltratadores con un cursillo.
Abrirle los ojos a otra realidad que le permanece ajena debe llevar mucho más tiempo y seguramente necesitaría de otros métodos y estrategias. Quizás de un seguimiento en cada nueva relación de pareja que mantenga. Pero eso ¿quién lo paga?.
Un beso
Opino como Luisa. No sabemos de qué somos capaces cada uno de nosotros. Ya sabes lo que decía Confucio: si ves un hombre bueno, imítales; si ves un hombre malo, examínate.
Por cierto, hoy he sabido una cosa más de ti, jajajajaja. Hoy en la comida, o en la cena, te darán recuerdos de mi parte. ¡Qué pequeño es el mundo!
ESTELA, tienes razón. Pero recuerda que la víctima también tiene su abogado, sus servicios sociales de ayuda, la sociedad que le da la razón... Acabo de recordar por cierto que me debes una conversación (truncada en la cena de verano aquella)... Hum... Un día de estos me paso por la 2ª y te invito a un café.
Ese, SOBORO, es el asunto: en la prisión no se entra para pagar ningún precio. Nuestra sociedad no castiga, reeduca. O eso decimos, aunque no nos lo creamos. A veces la sopa para todos no es la mejor solución.
Hum... ÁNGEL, estaré atento esta noche. Espero que lo que has oído de mi no sea malo, como siempre, ja, ja, ja...
Néstor, todo eso que me dices ya lo sé pero no sirve de consuelo. Te lo aseguro.
Es cierto, te debo una conversación. Cuando quieras nos tomamos ese café, pero mejor pásate por la primera que hay gente más maja, jejeje...
Algunos delincuentes, no todos, padecen trastornos que quedan sin tratar, y se espera que la privación de libertad les haga diferentes.
No les eximo de la responsabiidad de sus actos (y de que deben responder ante la ley) porque saben lo que hacen. Pero si no les acompaña una terapia adecuada no dejarán de ser lo que son y volverán a delinquir.
Un yonqui que delinque, qué es antes ¿un enfermo o un delincuente?
¿Debe responder ante la justicia? Por supuesto que sí. ¿Y desintoxicarse? Porque si no se desintoxica, volverá a delinquir.
Animo Néstor, te diría aquello de "nena, tu vales mucho"
Más que de hombres malos, yo hablo de hombres de barro que hacen cosas malas pero que siempre tienen, tenemos, la oportunidad de dejar de hacerlas.
Quizás esto va más allá de un mero caso, es decir, que bajo mi punto de vista el problema es que la gente no sabe cómo AMAR, y presupone que la fuerza y el chantaje son maneras de querer tan válidas como cualquier otra.
En el peor de los casos y cuando las cosas se acaban, hay que pensar que esa persona que ha compartido contigo tantas vivencias no se merece una humillación.
ESTELA, lo sé, lo sé... Bueno, no, no te voy a engañar: no lo sé, porque nunca me ha tocado, ni rozado, ni pasado cerca... Solo lo he visto desde fuera. Pasaré por la 1ª entonces, ja, ja, ja... (y por la segunda, por si acaso).
DULCINEA, muchas gracias por el piropo, juas, juas... Me he sonrojado y todo. No obstante, un yonqui que delinque es, sobre todo, una persona. Y eso lo solemos perder de vista (yo demasiado a menudo, sobre todo cuando acuso).
No te falta razón, CHICA ALMODOVAR. Supongo que ahora, como antes, lo que falta es cierta educación.
Mirad por cierto, mañana, la salida de la vuelta ciclista. Que tengo entradas VIP-divinas-de-la-muerte, ja, ja, ja...
Un día de estos, un sábado, me presento en Ciudad Real, ya que no vienes a mi barrio tendré que ir yo.
y yo.... que llevo dias entrando y leyendo sin atreverme a contestar...
A mi eso de hablar de hombres malo me cuesta mucho, igual que me cuesta mucho creer que una persona haga el mal porque le da la gana. A ver, el mal, mal, no hablo de no estudiar cuando hay que estudiar.... hablo de una persona pegue a otra, maltrate de cualquier forma, mate, que haga daño a otra... no sé, me cuesta mucho, a veces no me entra en la cabeza y he tenido varias discusiones sobre eso. Y nada, que sigo sin saber que decir.
Caray, ÁNGEL, te veo lanzado, ja, ja, ja... Este mes lo tengo un poco jorobado, no te puedo engañar. No estoy aquí ni un fin de semana, pero ya quedaremos, ya.
Veamos, MARÍA: el mal existe y claro que hay gente mala. Podría aburrirte a ejemplos de asuntos que he llevado, en los que las personas se han hecho daño porque les ha dado la gana. A veces como un medio para lograr un fin tan perverso como el propio placer. Antes, hace unos años, pensaba en los delicuentes como enfermos, porque me costaba entender la actitud del que intentaba matar a otro. Ya no. Ahora entiendo un poco más la libertad. Y la falta de respeto y el egoismo de querernos solo a nosotros mismos. Y eso, María, existe, tanto como tú o como yo. Por eso es importante hacer el bien y que se note.
Pues me dices, porque así saludo a ese amigo común que tenemos y que hace la tira de años que no veo.
Bueno, bueno, Néstor ¡que presión!, ya he actualizado...
Ya nos contareis Ángel y tú que os traies entre manos... que si voy yo..., que no que vengas tú...,¡ a que voy!, en fín.
Pues ya me lo explicarás, porque a mi sigue sin caberme en la cabeza. A ver, no soy imbécil y veo que hay gente que hace cosas malas... pero me cuesta creer que lo hagan porque si, porque son malas y les gusta que sean malas... me cuesta
"Todo el trabajo que hemos desarrollado para que lo tire por la ventana tras un atracón de copas y pastillas". ¿Enfermo? ¿Culpable? ¿Responsable? Ojalá la gente de leyes hablase y pensase más estas cosas que nos cuentas, Néstor.
Ok... Te diré algo, ÁNGEL, te diré algo.
Ya era hora, MYRIAM. Que estábamos de la Expo Zaragoza hasta el gorro.
MARÍA, sé que no eres imbécil. Pero creo que eres demasiado buena. Veamos, lo que para ti y para mi es malo, no lo es para muchos otros. Porque a veces el bien personal se convierte en pauta de conducta: si para estar mejor tengo robar, lo haré sin dudarlo. Si para que mi mujer me haga la comida necesita que le de un meneo, pues lo hago. Si considero que Hacienda ya me roba demasiado, pues defraudo un poco. No se trata de hacer el mal, sabiendo que está mal, sino de hacer cosas -al margen de su calificación penal o moral- que me dejan en mejor situación que antes. Y, no lo dudes, hay gente que poco a poco va perdiendo escrúpulos, hasta ser capaces de las más atroces barbaridades. Gente sin conciencia. Demasiadas veces he visto a gente normal conducirse por el camino de la bestialización. No sé si te aclaro algo.
PIANISTA, no te imaginas cómo nos sentimos cuando el cliente "te falla" y lo manda todo al traste. Es como si te traicionara un amigo.
ya, osea que poco a poco va volviendose malo.... pero sigue habiendo cosas que no entiendo que no voy a plantear aqui.... me las guardo para la cena del año que viene! ;)
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