1. El domingo.
–Tienes que ir.
–Ya.
–Es una sensación única esa de conocer los lugares que vio, de tocar, de oler, de mirar… Aún me asombro cuando pienso que estos pies han pisado dónde Él pisó.
Y pensé en esta boca mía de cieno. Y dejé de oírte.
2. Ayer.
–Vente y te invito a un café.
–No, muchas gracias: es que ya me he tomado un chocolate.
–También invito a bollo de la hermana de Emilio.
–Hum… Esperadme cinco minutos.
3. Hoy.
–Mira que eres pesado.
–¿Yo?
–Sí, tú. Le has preguntado siete veces lo mismo.
–Me pasa cuando no me dicen lo que quiero oír.
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8 comentarios:
Yo también creo que es una cuestión profesional, eso de ir sonsacando el prójimo.
¿Para el segundo y tercer comentario hay algo?
Me has descolocado.
Te "leo" un poco disperso, ¿tas bien?
Me gustan los retazos de conversaciones. Son otra forma de ver fragmentos de vida.
Tratando de montar las piezas.
Hum... Veamos, que os veo un poco perdidos (también es que yo no digo ni mu).
1. El domingo hablaba con un amigo, que volvía de Tierra Santa.
2. El lunes me tomé un café con bollo con mi amigo Santi. Es un pequeño tributo a la hermana de otro buen amigo y compañero.
3. El martes tuve juicio. Al terminar, entre otras cosas, el compañero contrario me dijo eso.
En los aseos de un restaurante, cuando uno intenta entrar al retrete, se desarrolla la siguiente conversación:
- Ehhh!!
- Aaaahhh...
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