Pasamos muchas horas juntos de una mañana de hace unos días. Yo había llegado tarde, porque salía de un juicio en Ciudad Real, así que me habías esperado media hora en la calle. Media hora dando vueltas, fumando. Ya llego, te dije por teléfono, no te preocupes y no hagas nada. Nos tocó esperar, porque el juez había entrado en otro juicio antes de tomarte declaración. Hablaste mucho. De tus treinta años de casado, de los últimos meses de sospechas y del fin de semana en que descubriste que tu mujer se había largado con otro. De las últimas veinticuatro horas de locura. Del olvido.
Perdono cualquier cosa, pero no esto. No. Esto no, esto no, esto no. Decías sin parar y apretabas los ojos y te tapabas la cara con las manos.
Nunca le ha faltado de nada y ahora me deja por el primer imbécil que le dice que es la mujer de su vida.
El imbécil, pensé. Siempre hay un imbécil que suple nuestras deficiencias; un imbécil que dice el te quiero que me tocaba decir a mi, que hace la llamada que debía hacer yo, que da las gracias en mi lugar. Siempre hay un imbécil que se cuela por las rendijas de la rutina.
Y ahora, ahora, me denuncia con un montón de mentiras.
Te levantabas del banco, te asomabas a la ventana y volvías a sentarte. El aire te ahogaba. No podía decirte nada.
Todo, se me ha caído todo. Llorabas.
¿Has comido?
No, hace dos días que no como nada.
¿Y dormir? ¿Has logrado dormir algo?
No. Llevo dos días sin tumbarme en la cama. Ni duermo ni sueño.
Llegó tu hija adolescente. Papá, dijo, con una sonrisa empapada en lágrimas. Se abrazaron, fuerte, silenciosamente.
Os dejé y fui a preguntar a la funcionaria de guardia. Allí estaba tu esposa.
Solo he dicho la verdad, me dijo, descarada.
No la miré.
Es curioso, porque yo creo que no; así que vaya buscándose el mejor abogado que pueda pagarse, dije con voz de piedra.
Cuando salí de nuevo al pasillo estabas sentado, con tu hija apoyada en el pecho, abrazados. Nuevos vecinos de la ciudad del olvido.
Cariño.
Dime papá.
Te quiero mucho.
Lo sé.
¿Lo sabes?
Sí, papá, solo te tengo a ti.
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36 comentarios:
UFFFF, ¡que duro y que triste!.
Bien contado.
Te lo repito: qué trabajo más duro tienes.
Es inevitable implicarse emocional y moralmente en la situación y tú describes todo tan bien que quien te lee es capaz de encontrarse allí contigo y con el hombre destrozado y con la hija apenada.
Un beso.
U utilizas algún tipo de coraza para tus emociones?
Por eso te chinchamos tanto en La Bulla, Míster Ciudad Real: Porque te lo mereces, necesitas un poco de guasa cotidiana.
Tritúrala, abogado.
Ve con cuidado, amigo.
Joder
Cualquier día acabas como JOdie Foster en "La extraña que hay en ti" danto tiros por todas partes...
Bueno, la verdad es que la película no me gustó mucho y tampoco es muy verosimil pero hay injusticias que revuelven.
Tu escritura me conmueve, me imagino cómo tiene que ser vivir todas esas historias involucrándose pero sin dejar que te atrapen (sino, uno no podría ayudar)
Ánimo en la tarea de la verdad.
Gracias por escribir!
TeSs
Pse, MYRIAM, así es la vida en ocasiones. Me alegra que haya sabido transmitir lo que sentí el martes.
CORINA, es efectivamente inevitable implicarse. El miércoles tuve un juicio en el que -de nuevo- me pasé de la raya y quise triturar al cretino del contrario. Otro beso para ti.
ÁNGEL, a veces la mejor coraza es pensar que otros necesitan al mejor Néstor fuera del despacho. Que mi familia, mis amigos, no pueden ser una víctima de mi trabajo. Creo que eso me hace sonreir aunque no tenga ganas.
Ja, ja, ja, ROCÍO: de veras que lo necesito y que me alegra vuestra guasa cibernética.
PIANISTA, mañana. Mañana veré qué hago. Eso sí, iré con cuidado.
ANÓNIMO, qué expresivo. De hecho creo que te revelas, solo por esa expresividad.
BENITA, a veces el ansia de libertad se convierte en injusta también para uno mismo. Esta mujer solo quería sentirse querida y en eso también era una víctima. Pero se equivocó, porque lavó los trapos sucios en la lavandería, en lugar de irse a casa.
Juas, juas... LUISA, también me dedico al mercantil. Hoy mismo he presentado un par de concursos. Y también hay dramas muy profundos detrás... Espero no haberos deprimido con esta entrada que, por lo demás, es fiel al original.
Ups, TESS, que te dejo. Lo cierto es que me ha sorprendido que me des las gracias por escribir, ja, ja... Porque lo cierto es que soy yo el que agradezco que estéis al otro lado. Tienes razón en que dejas de ser útil si te involucras demasiado... Pero a veces es bien difícil. Ya veremos.
Me gusta cuando usas el blog como escudo y nos cuentas lo duro de las cosas que vives, mientras al contarlas pones la necesaria distancia.
Y encima lo cuenta bien, el tío.
Esa cena de dentro de 8'7 años, va a estar llena de admiradores.
Que no te cieguen las lágrimas de tu cliente. No sabemos hasta ahora quién hacía llorar a quién. O por qué ella optó por lavar los trapos fuera de casa.
En las rupturas lo que suele haber es dolor y reproches. Y desamor. Y también mentiras para encubrir las propias debilidades, o "lo que pude hacer y no hice".
Me parece que la chavalita es la primera damnificada de esta historia. No te creas el sainete de "mujer desalmada e infiel abandona a esposo modelo".
Desde luego la que más sale perdiendo es la hija, yo creo que lo de menos de una historia así es quién es el culpable ¿no?
Clara está que hay de todo, DULCINEA, pero creo que en este caso Néstor no se deja llevar por ningún sainete de "mujer desalmada e infiel abandona a esposo modelo". En este caso parece claro que hay una mujer infiel, sin que nos tengamos que llevar, a la contra, por tópicos feministas politicamente correctos.
Un aplauso a esta entrada.
Pues claro que me revelo. A tí te busco yo una columna en el periódico como que me llamo anónimo. Pero vamos. En cuanto llegue. ¿Te va bien los martes?
Creo que mañana pensaremos en esta historia, Néstor. Y en ti, más y (aún) mejor.
Sin duda menuda drama pero creo que al menos tu tendrás la satisfacción de defender al inocente y no a esa descarada.
Saludos
Suele ocurrir en esto de la abogacía, (Si bien mi experiencia se limita a poco más de un año, y la mitad del mismo como pasante), que las personas además de buscar solución a sus problemas, buscan alguien a quien contarle los mismos.
Alguien que escuche, que empatice y sobre todo que crea lo que le cuentan.
Y si bien en esta profesión (o al menos eso me han dicho..) uno ha de ser frio y observar las cosas de forma objetiva e imparcial, a veces es inevitable implicarse más de la cuenta.
Un saludo!!!
Por cierto Nestor, felicitarte por tus gustos musicales. Magníficas y más que acertadas tus selecciones musicales. (Ya era hora de encontrar a alguien del mundillo del Derecho con conocimientos sobre la materia...)
Por lo menos, su hija sabe la verdad y lo apoya, y eso, que no es poco; es muy, muy importante.
Por Dios, qué historia. Y qué idea tan inquietante: "Siempre hay un imbécil que suple nuestras deficiencias".
vaya.... pobre hombre. Prefiero no hablar de ella, me salen solo adjetivos feos... y pobre niña. Todo a la mierda por egoismo. Lo peor es que la tipa esa no es consciente de lo que tenía, ya lo dice la niña: todo. Un marido que, por lo visto la quería con locura y una hija. Y todo a la mierda por la novedad... joe néstor me dejas pensando, mucho. Quiza la clave esta en es que dices: "Siempre hay un imbécil que suple nuestras deficiencias; un imbécil que dice el te quiero que me tocaba decir a mi, que hace la llamada que debía hacer yo, que da las gracias en mi lugar. Siempre hay un imbécil que se cuela por las rendijas de la rutina.". No dejar que nos gane la rutina, que no nos falten tequieros, llamar, preguntar, dar las gracias, pedir perdona, siempre como al principio, no dejarnos ganar por la rutina... además si lo piensas es un trabajo bonito... animo!
Estoy con María, no se debe caer en la rutina, pero la rutina no es excusa para según que cosas
Has dado en el clavo, FUTURO BLOGUERO: como escudo. A veces como válvula de escape. Contando estas cosas evito reventar. ¿Admiradores, dices? No, prefiero amigos. Y sé que lo sois.
DULCINEA, a veces me ciegan las lágrimas ajenas, es cierto. Ya dije antes que no hay que disculpar a nadie, porque las cosas se rompen por un cúmulo de circunstancias: por un te quiero que nunca se dijo, por la llamada que no haces a tiempo... Pero él no se largó. Y en la huida, ella, pisoteó demasiadas cosas.
MYRIAM, tienes razón. Lo de menos es bucar culpables; lo mejor es buscar soluciones... Pero, ojalá fuera tan fácil pensar en esa situación (que espero que jamás me toque vivir).
Gracias RAMÓN, por el aplauso y por la comprensión (que, viniendo de un abogado de violencia doméstica como tú, tiene más mérito). La infidelidad es una cosa muy jorobada, que, además, ciega.
ANÓNIMO, me viene de miedo. Diles que además les barro el suelo y les friego los pasillos, ja, ja, ja... Es que lo de meterme a periodista me da un poco de flus, pero ya hablaremos.
PIANISTA, al final no hemos sido tan duros: nos hemos conformado con "trabajos en beneficio de la comunidad" y con la promesa de arreglar las cosas como gente civilizada. Ya ves...
AÏCHA, siempre defiendo al inocente, porque nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario (ya lo siento, es un bloqueo mental que tengo y que me sale solo; haré que me lo miren).
FORSTER, bienvenido. Si eres compañero además entenderás mucho mejor muchas de las cosas que escribo. Bien, lo cierto es que es difícil no implicarse, porque no trabajamos entre probetas: son seres humanos los que se juegan su vida, su hacienda, su honor... Pero hay que esforzarse en comprender que los problemas son de otros, no propios. Sí, el consejo que te dieron es bueno. Mucho ánimo, ya nos contarás qué tal. Por cierto, muchas gracias por el halago musical (eres el primero, ja, ja, ja). En breve os colocaré otra canción que últimamente escucho con motivo y sin él...
DAKY,a veces eso es un consuelo, pero no deja de ser un triste consuelo. Supongo que siempre se queda la rabia por el tiempo perdido.
Sí, CARLOS, siempre hay un idiota agazapado, esperando que fallemos. A veces ese idiota está dentro.
MARÍA, tu expresividad ha dado con la clave de la historia: todo al garete por el egoismo. Ella estaba cansada de ceder, de vivir en la sombra, de aguantar. Y en lugar de hablar y refugiarse en los suyos, se buscó alguien que le escuchase: al imbécil, que se cree el salvador de la humanidad. Pero ojo, que luchar contra la rutina es una lucha de dos (al menos).
MYRIAM, cuando uno busca estar bien, por encima de cualquier cosa, la rutina es una excusa para romper con lo que sea.
Supongo que tu trabajo consiste en tomar altas dósis de realidad al día.
A veces esas dósis deben ser extremadamente duras.
Un abrazo querido Néstor.
OYE ANÓNIMO A MI LO DE LA COLUMNA EN LOS PERIODICOS ME VA GENIAL!!!! JUAJUAJUAJUA
Tienes toda la razón, néstor. Yo no lo puse, pero lo pensaba, en este tema la lucha contra la rutina es cosa de dos...
Precisamente lo que pretendía decir, por lo visto de forma poco clara, es que hay que huir de los topicazos que nos bombardean y nos pintan todas las situaciones del mismo color.
No me dejo llevar por los tópicos feministas, que por cierto, no comparto ni de lejos.
Quería decir que ni él es el bueno buenísimo, ni ella mala malísima.
Conformidad?? Letrado, me sorprendes!!
A por ella!! Fémina y compañera una servidora, conste, pero... No sé, es un tema duro, sin embargo... guerra a la Ley Integral del demonio!! Luchemos contra esos abusos que todos vemos, que ese no es el cauce para solucionar los problemas domésticos. Como bien dices, los trapos sucios se lavan en casa... En el JVM sólo cuando realmente corresponde, no pa dar un escarmiento!!
Lo siento, incluso reconociendo que, con este tema, tenemos un problema grave, me enciendo irremediablemente, no puedo evitarlo. Cosas de la profesión supongo.
Pues el caso, AGUAÓ, es que nunca lo he visto así, pero no dejas de tener razón. A veces la inyección de realidad es excesiva, sí.
MARÍA, si quieres escribir sin recibir ni un perro a cambio, hasta yo te puedo ofrecer algo, ja, ja, ja...
DULCINEA, ya me imaginaba por dónde ibas. Efectivamente, cuando un matrimonio quiebra es porque los dos han derrapado durante demasiado tiempo.
Sí, CHOQUERA, conformidad. El único fleco que dejé sin atar me perjudicaba tanto que preferimos 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad. Además se nos colaron las abogadas de Themis, a las que le gusta embarullar las cosas (cosas de las subvenciones públicas).
Nestor, como en otras ocasiones... Chapeau!!! Lo has escrito muy bien. Es un place leerte. No obstante déjame hacerte una pregunta: no entra en conflicto lo que escribes (con maestría) con el silencio de oficio? A ver, ya sé que no desvelas nada (todo es anónimo), pero tal vez al protagonista de la historia no le apetezca que lo cuentes (aunque sea totalmente anónimo).
No me hagas mucho caso, posiblemente mi reflexión sea puritana o escrupulosa (o las dos cosas a la vez). Pero, no obstante, me gustaría que dieras tu opinión al respecto. Gracias, e insisto no te lo tomes como una "pulla", pues seguramente no tiene mucho fundamento lo que pregunto.
Suscribo lo que dice Dulci del hilo al pabilo. Habrá que ver al pollo llorón. Que hay muchos telares sueltos, querido Magistrado!
Ole tu y tu arte, escribiendo y por todos los costaos!!! Que te den esa columna YA!!!
!ENTRADA NUEVA, YA!
!ENTRADA NUEVA, YA!
!ENTRADA NUEVA, YA!
!ENTRADA NUEVA, YA!
!ENTRADA NUEVA, YA!
Como llego tarde, casi no me queda nada que añadir.
Magistral el párrafo: "Siempre hay un imbécil que suple nuestras deficiencias; un imbécil que dice el te quiero que me tocaba decir a mi, que hace la llamada que debía hacer yo, que da las gracias en mi lugar. Siempre hay un imbécil que se cuela por las rendijas de la rutina. Pero claro, eso ya te lo han dicho. Así que me cayo. Lo vuelvo a leer. Y me cayo. Y a lo mejor necesito hacer un poco el imbécil. Por si acaso.
Un abrazo
Querido Letrado:
Le refercia que "er tato" ha hecho sobre su entrada nos ha conmovido. Tiene usted razón: sieempre un imbécil por la rendija de la rutina.
Abrazos
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