martes, 4 de marzo de 2008

Para siempre

No sé cómo empezar, así que supongo que lo mejor es empezar sin más: el viernes no me apetecía en absoluto viajar a Bilbao y celebrar mi cumpleaños fuera de mi casa y mi familia; pero lo hice y fui plenamente recompensado, más de lo que me merezco. Nada más llegar al hotel, me encontré con Graciela y Javier, así que dejamos los trastos en las habitaciones y nos fuimos a comer. Deambulamos por el casco viejo hasta dar con el sitio ideal en la Plaza Nueva, pero, como suele suceder, el lugar ideal no satisfizo nuestras expectativas, así que –tras unos pinchitos de rigor– dimos con nuestros huesos en otro mejor, con una cervecita estupenda y unos pintxos con denominación de origen.
A las 19.30 era la inauguración, así que ducha, cambio de ropa y paseíllo hasta el colegio de abogados (a tres minutos escasos del hotel). El decano, un hombre llano e inteligente, alabó Euskadi, Vizcaya, a la Confederación Española de Abogados Jóvenes y a la agrupación de Vizcaya; le faltó el Athletic: olvido imperdonable para los oriundos. Al salir, después del cóctel y los abrazos de bienvenida, el hambre hizo acto de presencia, así que pusimos a prueba la fama de Víctor Montes y de un garito llamado Memorial (ambas merecidas).
El sábado todo empezaba temprano, así que aparecimos con cara de sueño en el colegio con bastante puntualidad, aún a sabiendas de que el inicio –como siempre– se demoraría. Pronto empezaron las llamadas y los mensajes (“que sepas que somos muchos los que te queremos”). La reunión me sorprendió (es la segunda vez que lo hace) por el contenido, las intervenciones, la preparación y el trabajo que desarrollamos. Dispuse de mi minuto de gloria, desde la tribuna de oradores, para explicar las actividades de mi agrupación y despedirme. Estaba emocionado y nervioso, pero creo que no se me notó. Me habría gustado poder dar las gracias a todos mis amigos, pero no lo hice; estaba fuera de lugar, me dije. Solo me permití la excepción con mi amiga Lola, con una cita que solo ambos conocemos y que la hizo reír y sonrojarse un poco (y que le gustó, lo sé). Al terminar, Mayte me agradeció mis palabras y los dos años en CEAJ. Sergio, el presidente de CEAJ, tomó la palabra y me dio también las gracias por lo que he podido aportar a la confederación… Y el móvil no paraba de vibrar en mi bolsillo con mensajes y llamadas que no podía atender.
A las 18.30, visita guiada al Guggenheim: Richard Serra es lo más bestia, sutil y magnífico que he visto en mi vida. Paseamos, experimentamos y –aunque esté mal– tocamos cada obra; todo ello además aliñado con las llamadas al teléfono: Rosita, Ana, Daniel, María y Mariíta (ese cumpleaños feliz sirvió de banda sonora a los tulipanes de Jeff Koons), Rodolfo, Paco y su novia desde el coche… Salí de allí emocionado, lleno de vida. Nos fuimos al hotel a ver al Atleti y oir al Madrid, con el tiempo justo para darnos una ducha y oír, otra vez (y van tres), a las princesas del País de Nunca Jamás y su increíble interpretación del “coconano fili”. Y me volví a emocionar y aún me quedaba, porque en la cena Graciela tuvo la magnífica idea de incoar el cumpleaños feliz en la mesa y de brindar y yo, que soy tímido, pues me sonrojé. No me quedaba ni rastro de las dudas que me acechaban el viernes, estaba a gusto entre amigos y no cambiaría por nada esas horas.
Después volvimos a brindar por el tripartito, me abroncaron, me hicieron prometer que iría a Ronda y a Valencia, que nos seguiríamos viendo. Y cantamos con Fito y los Fitipaldis. Dijimos tonterías. Nos dimos abrazos. Hicimos planes. Despedidas a media voz. Adioses que significaban hasta mañana y hasta mañanas que significaban adioses.
El domingo me despedí del tripartito con un “hasta luego” emocionado y un pedazo de algo se me fue. Luego comimos (Pepe mucho, Rafa, Miguel Ángel y yo de forma moderada) y disfrutamos de la visita guiada. A media tarde, mientras Beatriz dormitaba con su mp3 en un sillón del hotel, quedé con Marta a tomar café y me sonreí al ver que habla igual que escribe… Un verdadero placer, por cierto.
Esa noche, al salir de Barajas, mientras escuchaba con mi hermano la canción con la que os dejo, recordaba cada minuto, cada risa, cada rostro. Cada despedida, que no lo es, porque es un hasta luego. Porque son mis amigos y los amigos son para siempre.

9 comentarios:

Libi dijo...

soy la primer????que bien....faltan las fotos del evento contigo dando el discursito y tal....

Néstor dijo...

Ups, es cierto, DAKY, las fotos. Prometo colgar alguna. Las del discurso salen un poco oscuras, pero en fin...

Nodisparenalpianista dijo...

Oye, muy bien. Pero falta por colgar la transcripción de los discursos. A los que tocan los cuadros (pinturas, se entiende) dos tortas, peor a la vez, la escultura siempre se debería de poder palpar. La escultura es volumen y la mejor manera de apreciar su sentido es tocándolo. Luego las texturas, la temperatura, el sentido de unos u otros materiales. Es una batalla perdida, pero en mi museo de obras robadas dejaré que todo el mundo toque lo que le de la gana.

Nodisparenalpianista dijo...

Por cierto, Daky, Néstor es un rancio: aunque comentes la primera, no te regala bici!!!

Paco Becerro dijo...

Maravilla de relato, y apetecible paseo por Bilbao, los pinchos en el casco, el paseo, el Guggenheim, las canciones, la zampa, el café con Marta y el cumpleaños feliz.

Los que no pudimos acompañarte, acabamos de compartirlo con tu relato.

Y otra vez cumpleaños feliz.

Dulcinea dijo...

O sea, que te fuiste de güiquen a Bilbao, te lo pasate pipa y, como quien no quiere la cosa, diste un discurso. Pa disimular.
Ese es el tema, letrado. El pedazo de güiquen que te has pegado, pillastre.

Libi dijo...

jajajajajajaj NDP, ¿que más da!!!??? el caso es que alguna vez soy la primera en algo jejejeje

Nodisparenalpianista dijo...

Juajua, Daky, ¿tú tienes muchas bicis o qué??? Consigue al menos que Néstor te pague unas birras!!!

Néstor dijo...

Bien, veamos, PIANISTA, no sé me ocurre cómo, pero deberíamos pensar una fundación o algo así para tu museo de obras robadas (FUMOR). Si quieres voy preparando los estatutos...
PIANISTA 2, eso de que soy un rancio me huele a envidia cochina, porque tu bici es un hierrajo de la guerra del Sidi-Ifni.
FUTURO BLOGUERO, mil gracias. Me alegro que os gustara y que haya transmitido un poco de lo que pasó ese finde.
Ah, DULCINEA, tú lo has dicho: qué pedazo de fin de semana me he pegado...
Ja, ja, DAKY: lo importante no es llegar el primero, sino llegar mejor que los demás (me digo yo cuando salgo en bici).
PIANISTA, ya sabéis que tenéis unas cervecitas pagadas en Ciudad Real. Sólo tenéis que venír a por ellas.