Estos días marzo ventea y revuelve las hojas, el pelo y los recuerdos. Me llama esta mañana Silvia: su padre se muere, me dijo Alberto el otro día. Y me acuerdo de la primera vez que me llamaron. Y de la segunda: estaba montando en bici, luchando contra el viento, de vuelta a casa. Cómo vuela el recuerdo. Parece que fue ayer la primera vez que vinieron al despacho y hace casi un año. Estaba lleno de salud. Viejo y ajado, pero fuerte. Mirada cansada que ha visto mucho. Manos gruesas y ásperas de hombre de campo.
He medido las palabras con ella, porque gasta sus días contaminada con el recuerdo de que se les va, de los momentos que le pudo dedicar, de las oportunidades perdidas. De los besos que le robó y los abrazos que no le ha dado. Parece darse cuenta de que ya le ha matado. Y se abandona a su propia pena.
–Ya me ha visto el médico forense. Me ha dado cita para el mes que viene. ¿Cómo lo ves?
–Bien. Pide hora en rehabilitación, porque la compañía ha autorizado diez o doce sesiones más. Y diles que te hagan un informe de tus lesiones.
–Vale.
Las palabras resbalaban y se iban con el viento.
–Oye, se me ocurre, que como estamos en el hospital con papá, igual podríamos acercarnos mi hermano y yo. Y hablar.
–Claro.
Al colgar, me he quedado con el teléfono en la mano, recordando. Solo, se sentía solo, me dijo Alberto. Viejo. Aparcado. Desatendido. Solo.
He marcado el teléfono de mi madre:
–¿Cómo estás?
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5 comentarios:
El padre y la madre, los dos grandes referentes de la vida. Ambos fuente de las pocas certezas que tenemos, y a veces, de las más amargas incertidumbres.
Ojalá el señor del que nos hablas salga de ésta; y que todos se disfruten mútuamente.
Cuánto se puede lograr con una llamada, o unas letras... Decirle a los que queremos que los queremos... Y que nos lo digan! A veces... hace falta saberlo...
Un amigo me decía que para que se de la amistad hace falta la comunicaicón entre los amigos y que sepan de su mutuo cari;o.., si no, es amor pero no amistad...
saludos!
lp
Pues sí, DULCINEA, ojalá salgan de esta. A veces la pena es egoista y no vemos más allá del dolor propio...
Qué importante es lo que dices PATZARELLA: decir a los que queremos lo mucho que les queremos. No basta con saberlo o intuirlo: hay que decirlo. Una llamada, una café, una carta, un mail o un mal sms... Hay que decirlo.
Eso, eso, Néstor. Hay que decirlo. Por ejemplo: las chicas de la bulla TE QUEREMOS este domingo en el fiestón de primavera que hemos organizado. ;)))
PD En la Bulla hay quien te ha llamado el rey de la maraca.
PD´Todos los asiduos de este blog estais invitados también a venir.
Pues si, Néstor, que lo que tenga que pasar pase pero que pase lo mejor posible. Y que la tensión que les atenaza les libere un poco. Por otra parte, a ver si al final el determinista vas a ser tú!!!
Canon para Dulci ya!!!
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