jueves, 3 de julio de 2008

Una anodina mañana de verano

Antes de salir al juzgado me ha dado tiempo a echar un vistazo al juicio rápido que pretendía suspender esta mañana: unas amenazas de un mal futuro más bien incierto y sin fundamento. Poca cosa, he pensado. Como ayer presenté un escrito pidiendo la citación judicial de tres testigos, no debería haber ningún problema para suspenderlo. De camino al juzgado me he cruzado con una compañera, abrazada a su toga, y con una procuradora –qué fresquito más rico, sí, sí, esta noche incluso me he arropado, sí, esperemos que dure, no, qué va, este fin de semana vuelve el calor, bueno adiós, adiós– que suelo confundir con otra, de forma que ya no sé muy bien quién es quién.
Al llegar, la juez me ha cortado la explicación, suplicándome que lo que tuviera que decir lo dijera en sala. He refunfuñado un poco, porque no me había traído mi toga y tengo una resistencia natural a ponerme las del Colegio (algunas se tienen de pie solas y otras ya traen abogado dentro), pero he terminado por bajarme a la sala, togado y apoyado en el aire acondicionado.
El juicio, como es natural, se ha suspendido, hasta mitad de mes, acordándose la citación de mis testigos para “no incurrir en indefensión”. Hay que ver cómo somos, he pensado al salir al pasillo: en el pasado juzgué mal a esta juez. Me equivoqué y es justo decirlo. Ahora la veo trabajadora, exacta y fundamentada, aunque en ocasiones no me dé la razón y me reviente.
Dos minutos después de despedir a mi cliente, he dejado la toga, he presentado un par de escritos, dos demandas, he saludado a todo el mundo –incluida a la Benemérita, que cuida fielmente de que no se cuele ningún hooligan indocumentado en el edificio– y me he bajado al despacho. Me he acordado de que le debía un café con cruasán a un amigo, así que le he llamado: "el teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura”. Me ha salido una onomatopeya de difícil reproducción escrita y he apretado con firmeza el botón de colgar y dos o tres más.
Pero era demasiado tarde: el solo recuerdo, la imagen, del cruasán de La Deliciosa ligeramente embadurnado en no sé qué, había despertado en mi el deseo brutal, telúrico, animal y desproporcionado de tomarme un café, así que recé para encontrarme con alguien. Apenas a quinientos metros del despacho me llama Óscar:
–¿Te hace un café?
–Pse, venga. Esta vez invito yo.
–En cinco minutos en tu puerta.
–Vale.
Media hora más tarde, una vez solucionado el mundo, una información pública de un P.A.U. y la liberación de Ingrid, volvía al despacho, dispuesto a quitarme de en medio una barricada que me ha crecido en primera línea de la mesa. He leído algunos correos electrónicos: “actualiza pf”, decía uno.
–Ya… Pero, ¿qué cuento?
–No sé, cualquier cosa. Tu mañana de hoy.
–Pero es que no me ha ocurrido nada.
–No siempre tiene que ocurrirte algo.
Pues eso: esta es una anodina mañana de verano. Una mañana cualquiera en la vida de un abogado de provincias. Sin glamour, pero con cruasán.



Por si os aburro, al menos os pongo una canción. Es la versión acústica de Hands Down de Dashboard Confessional, porque no he encontrado la original. No es mala versión, vaya.

26 comentarios:

María dijo...

a mi no me aburre, me gustan tus anodinas mañanas..... ¿tu toga traia abogado?

Nodisparenalpianista dijo...

Jajaja, togapulgosagrunge!!!! Oye, si yo me voy a un garito que se llama La Deliciosa y una morenaza me pone un café, me atornillo a la silla y no me arrancan de ahí hasta septiembre lo menos.
Medalla de plata: ¿no tengo medio regalín?

Dulcinea dijo...

Bueno, bueno. Vayamos por partes.

1 Al final va a resultar que te atropellan las mozas a tí. Esta mañana, la compañera, la procuradora que confundes con otra, la juez, y la deliciosa.

2 El pijo que llevas dentro te lleva a tratar de pulgosas las togas del Colegio. Como no son de Armani, ¿verdad?

3 Dedicas el tiempo de tu trabajo a actualizar tu chat, cosa muy poco seria, viniendo de tu supuesta seriedad manchega.

4 Me toca la medalla de bronce. Me pido un regalito resultón, o verás en la Bulla la que te espera.

Anónimo dijo...

Una anodina mañana salvada por un café y un cruasán no esta mal je je.

una toga con otro abogado dentro puede ser un poco incomodo por la falta de espacio,pero no aburrido.

Gracias por actualizar.

Myriam

Anónimo dijo...

Normalmente por el norte un café con cruasán suele ser una merienda apropiada pero hoy es más de granizado y horchata. Por fin hace "verano" en el norte!

Benita

Altea dijo...

Ah, pero, ¿en España también os disfrazáis de brujos para entrar a las salas de juzgados? Pensaba que sólo era una de tantas horteradas británicas.
Creo que a mí me toca la medalla de acero inoxidable. Que no haya que limpiarla muy a menudo, por favor.

el aguaó dijo...

A veces las historias que parecen más anodinas son las que ocupan primeras planas y portadas de telediarios.

He entrado muchas veces en tu casa pero siempre a hurtadillas y en silencio, hoy he decidido dejarte un comentario. Enhorabuena y felicidades por el blog. Prometo volver.

Saludos.

Atiza dijo...

Y a mí, como siempre, me toca una "perra gorda". Qué tiempos aquellos!

María dijo...

deduzco que YO tengo la medalla de oro!. No os inventeis premios que aqui la unica que se los merece soy yo.... a ver con qué me sorprende el letrado.... con un cruasantito caliente recién sacado del horno me conformo.... mmmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!!!!!!!!!

Néstor dijo...

Gracias, gracias MARÍA... No, mi toga iba sola. Tan sola que le dije el juzgado y ella solita se fue para allá.
PIANISTA, cuando bajes para el Sur tienes un cruasán pagado en La Deliciosa (como regalo por llegar el segundo).
DULCINEA, no sé qué comentar primero... Hum... Los atropellos, no. Las togas. Veamos, mi toga no es Armani (faltaría menos: es de Dior) pero el truco es que solo la uso yo.
ANÓNIMO-MYRIAM, hay días en que basta un café para salvarme el pellejo. Lo de la toga con abogado dentro es un servicio nuevo, del turno de oficio, ja, ja...
ANÓNIMO-BENITA, en realidad del cruasán con café es el segundo desayuno. A las 2, cervecita y por la tarde granizado de café... ¡Qué vida!
ALTEA, ¿¡cómo que de brujos!? La toga, la toga viril, es algo más que una caperuza... Sin ella no podríamos subir a estrados, hablar ante un juzgado...
EL AGUAÓ, bienvenido. Ya sabes que estás en tu casa. Muchas gracias por el comentario y por el ejercicio insufrible de leerme.
LUISA, me temo que sí. Pero, ¿os he dado envidia o no? No te preocupes, a mitad de agosto te llegará una demandorra por Seur, con el pack completo de La Deliciosa: café, cruasán, platillos y cubiertos. Luego devuélvemos, claro.
A TIZA, no te preocupes, te queda el sobrecillo del azúcar como regalo (eso, o la cuchara de madera, ya sabes).

Néstor dijo...

Ups, MARÍA, que te me has colado... Veamos, a ti te toca invitar a un suizo de esos tan raros que no es un bollo y que no me acuerdo exáctamente qué era.

Anónimo dijo...

Nestor:

Lo del café y el cruasám es un claro ejemplo de la importoncia de las cosas pequeñas.

Y lo del nuevo servicio de toga con abogado incorporado me parece muy buena idea así puede soplarte en algún juicio.

Un saludo,

Myriam

Anónimo dijo...

Casi se me olvida por ser la última en hacer comentarios, me merezco un cruasán ¿no?.

Myriam

Anónimo dijo...

Pues ahora que lo dices me han entrado unas buenas ganas de tomarme un cruasán calentito relleno de mermelada de moras.
Lástima, no tengo a mano ni cruasanes ni mermelada de moras.
Bonita canción. No la conocía.

Myriam dijo...

¿Por dejar de ser anonima me gano un cruasan?

Néstor dijo...

Hum, ANÓNIMO-MYRIAM, dices no sé qué de las cosas pequeñas, pero ¡qué me dices de una palmera de chocolate bien grande! ¿Ein?
SOBORO, no me creo que no tengas una cafetería güena güena en Zevilla. Hace unos años me tomé un café en un sitio que había cerquita de la Catedral, con unos dulces que te caías de espalda...
MYRIAM, ahora sí: te has ganado un cruasán tamaño natural, ja, ja, ja... Te visitaré, por cierto.

Altea dijo...

Vamos, que os quitan la toga y no sois nadie. :-)

Marta Salazar dijo...

muy entretenida tu vida!

Libi dijo...

chico.... que los croisants (o como leches se escriba) en provincias o capital nunca pierden el glamour...

Myriam dijo...

Con tanto cruasán y con tanta palmera engordaremos virtualmente, en fín adiós a la operación bikini.

Néstor dijo...

No ALTEA, lo esencial no es la toga: es el traje. Sin traje, ni corbata, me quedo en nada (pero, ay, cuando pillo la bici...).
Pues eso digo yo, DAKY. Eso digo.
Hum... LUISA, vamos por partes: no soy rencoroso porque me falla la memoria y me olvido de las cosas (buenas y malas); el tenis se juega con un balón pequeño, así que es como el fútbol pero con raquetas; si la cocina está junto al microondas, entonces sí que la he encontrado (pero no sé para qué sirven la mitad de las cosas, ja, ja...).
MYRIAM, prueba la bici y te olvidas de operaciones bikini... A mi me vale.

Ludmila Hribar dijo...

Jaja siempre ocurre algo. Hoy aprendi una palabra cruasán. Hasta debi ir al diccionario de la RAE para asegurarme que se trataba siplemente de la media luna. Ignorancia, pero sabrosa!

Dulcinea dijo...

La bici no sirve de nada para la operación biquini. Comprobado.

Nodisparenalpianista dijo...

Venga ya, actualizaaaaa...

María dijo...

jua jua jua.... anodina la entrada después de llerla mil veces.... estoy con el pianista, por una vez y sin que sirva de precednte, toca actualizar.

Por cierto, ¿un suizo? ok! si alguna vez coincidimos en barcelona invio a un suizo, pero tiene que ser en barcelon. yo me llevo a Ricardo y tu a quien quieras! juajuajua

Néstor dijo...

LJUDMILA, el cruasán es un invento austriaco, de los frívolos vieneses de despés de la amenaza turca. Puestos a aprender más cosas, prueba a mojarlo en el café (está tremendo, ja, ja...).
DULCINEA, la bici no sirve para la operación bikini si la usas para ir a por el pan. Yo, a fuerza de hacer el bestia, me he puesto como un vigilante de la playa de esos.
PIANISTA, si es que ni un mal lunes le dejáis a uno... Menos mal que tengo preparado algo (como los magos).
MARÍA, no te la leas mil veces: basta con quinientas o así, ja, ja... Os dejo un tiempo para que reposéis cada entrada...
Por cierto, me anoto lo del suizo. Y lo mío no es memoria, es resentimiento, asín que...