martes, 7 de abril de 2009

Saber mirar

Álvaro tiene veinte años y algo en la cabeza que le descontrola de vez en cuando: un cable mal enchufado, una conexión fundida, una pieza del rompecabezas de su mente que no está en su sitio. Ahora está en prisión.
Los informes médicos dicen de él que padece un retraso mental agravado por la falta de estimulación intelectual temprana y por el consumo compulsivo de sustancias tóxicas. Sigo leyendo: Álvaro ha crecido en un entorno familiar con escasos recursos morales y una desordenada inclinación a la violencia. Me apunto la frase, miro al pasillo y repaso mentalmente los puntos del informe que he preparado para el juicio: “el resultado es que Álvaro no sabe decidir, no acierta a discernir entre lo que está bien y mal, lo que se debe o no debe hacer. Álvaro no es un delincuente, es un enfermo”. Me gusta. No lograré la absolución, pero sí la aplicación de una eximente o la atenuante analógica y la posibilidad de que cumpla la pena mínima en un centro terapéutico o en tratamiento ambulatorio.
Sé que muchos me dirían que no hago bien, que Álvaro merece estar dónde está y que ahí debe quedarse. Lo sé, pero no me importa. Hago lo que debo, porque soy su abogado y porque Álvaro no ha tenido las oportunidades que yo he tenido. Se merece otra segunda oportunidad, otra vida.
Se lo debo.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver, Néstor: "No lograré la absolución, pero si la aplicación de una eximente o la atenuante analógica". El "sí" que va entre "pero" y "la" lleva acento, porque no es un "si condicional" sino un "sí" afirmativo. Joer.

Paco Becerro dijo...

No sé si lo debes, o si se lo debemos todos.

Conseguir una atenuante siempre es bueno, para el defendido.

La justicia, no debe ejercerse desde el punto de vista de las víctimas, porque si no, nunca podrías defender a nadie.

Saber mirar...

Anónimo dijo...

Y yo me pregunto, aunque no sea tu tarea resolver la pregunta, ¿Cómo se puede enseñar a este chico a ver la diferencia entre el Bien y el Mal? Creo que el mundo merece que lo aprenda por su libertad ¿no?
Espero que el ligamento vaya funcionando y que se vaya quitando el dolor cada vez más.
Besos, abogado (con voz de Robert de Niro en El cabo del miedo, :D).

María dijo...

a mi me parece bien que se le dé una segunda oportunidad. Pero pienso un poco parsimonia, ¿de dónde va a aprender a distinguir el bien del mal? Quizá el susto de estar en la carcel sirva para algo...

¿ya has estado en el juzgado?? ¡¡¡qué rapido te veo mejorar!! me alegro!!

Myriam dijo...

Yo creo que todos mereces dos o más oportunidades ¡Bien visto Letrado! Espero que puedas dársela.

rossy dijo...

Leo y releo este nuevo post y no consigo posicionarme de ninguno de los dos lados. Lo intento pero no puedo. A veces no le daría esa segunda oportunidad, otras sí (también influye el no saber los cargos).

Qué difícil trabajo el tuyo, el de mis jefes, el de todos los abogados.

Bsos.

Anónimo dijo...

Lo mejor sería que cumpliese su pena en un centro donde le puedan ayudar con su enfermedad.
Vaya trabajo que tienes!.
Felices Pascuas y que sigas mejorando.
Cecilia I.

Su dijo...

Vengo del futuro blogero y aqui me tienes.
Enhorabuena por tu blog

Una manchega

Néstor dijo...

Desde luego, oh ANÓNIMO, no me pasas ni una... Pareces abogado, joer.
FUTURO BLOGUERO, creo que algo falla en una sociedad en la abundan personajes de este tipo. Demasiadas veces miramos para otro lado y eso, tarde o temprano, nos pasa factura. La justicia debe tener en cuenta a la víctima (pieza olvidada durante mucho tiempo), pero yo no busco la justicia, sino la mejor defensa de mi cliente...
PARSIMONIA, debemos enseñarle lo que está bien o mal, como enseñamos a los niños pequeños, a los enfermos mentales. El problema es que no tienen un asidero moral donde agarrarse (además de la patología psiquiátrica, claro) porque nadie les ha dicho cómo funciona esta vida. Mi ligamento, por cierto, va bien: camino con la pierna rígida por la férula, pero hago ejercicios y camino y apoyo todo lo que puedo. En un mes, encima de la bici y en cinco jugando al fútbol, saliendo a la montaña...
MARÍA, ¡sí, ya he estado en el juzgado! Me recupero rápido, parece ser. La cárcel, María, no es un buena forma de asustar. Piensas como alguno de nuestros jueces. La cárcel es -debía ser- una medida reeducadora, no represora.
Lo cierto, MYRIAM, es todos merecemos varias segundas oportunidades. Una vida es algo demasiado increíble como para perderla en el primer regate.
ROSALÍA, los cargos son graves. Se le imputan cosas más o menos leves como peleas a otras más serias como agresiones sexuales... Pero no es un delicuente al uso, es un pobre muchacho demasiado embarullado como para saber dónde se mete.
Muchas gracias CECILIA. Trataré de mejorar, ja, ja, ja... Lo malo de Álvaro es que su patología no mejora fácilmente, pero en fin, algo se podrá hacer por él.
SU, muchas gracias por pasearte por aquí. He echado un vistazo en lo tuyo y casi me muero de hambre... ¿Cuenca? Hum... Tengo que ir por allí, ¿no tendrás un restaurante? Que mira que me haces un favor, ja, ja, ja...

Al Neri dijo...

Hace poco vi por la tele a uno de los abogados de los sospechosos del caso Marta y dijo una frase que por una parte me dejó espeluznado, aunque luego, pensándolo bien, me di cuenta de que era la esencia de la abogacía:

"A mí no me importa lo que ha sucedido. Yo les digo a mis clientes: no me déis la verdad de los hechos; dadme la verdad jurídica, dadme pruebas a favor y pruebas en contra".

Cuando oigo hablar así, me alegro en el alma de haber estudiado derecho y haber rechazado ser abogado.

Aunque también hay que tener en cuenta que la gente no trabaja para hacer las cosas en las que cree, sino para comer.

Un saludo.

Myriam dijo...

¡Actualización!
¡Actualización!
¡Actualización!
¡Actualización!

María dijo...

si, si, reeducadora, pero me imaginoq ue el susto (llámalo impresión) no se te borra facilmente... a eso me refería... Me explico porque no se si me gusta pensar como algún juez.... jejejeje