lunes, 20 de julio de 2009

Como el último unicornio

El calor fuera era insoportable, así que me alivió entrar en sala. Ya sentados y silenciosos, con la toga puesta, descubrí que estaba sudando. Crucé algunas palabras con Jesús, el fiscal y me ratifiqué en mi demanda. Detrás, en los bancos, nos miraban con atención mi cliente, su esposo y los restos del naufragio de su matrimonio. La abogada contraria comenzó a contestar a mi demanda, usando la más antigua de las defensas: un buen ataque. Gracias a ellas me enteré que mi cliente era una psicópata, incapaz de hacerse cargo de su familia: una yonki de los psiquiatras y las pastillas, una mujer violenta, despilfarradora y descuidada consigo misma y, desde luego, con sus hijos, a los que tiene al borde de la inanición… Moví la cabeza. Eso es lo que queda después de casi veinticinco años de matrimonio. A veces la mejor defensa no es un buen ataque. No cuando lo que se sostiene son sandeces. A los cinco minutos de oirla desconecté, pensando –no sé– en una ciudad con muchas esquinas…
Me sorprendi mirando al marido.
Sonreía.
Me quité las gafas.
Parecía contento con el discurso de su abogada.
Me dio pena.
¿Qué infiernos estaba ocurriendo en la tierra de los valientes y el hogar de los hombres libres? ¿Por qué no se atreve a decir la verdad? ¿Por qué huye? ¿Por qué no negocian conmigo? ¿Por qué no deja de pensar en sí mismo? ¿Por qué es tan difícil encontrar alguien honrado?
Como el último unicornio, pensé. Un hombre honrado es como el último unicornio.

17 comentarios:

RMora dijo...

Qué tienen de especial las ciudades con muchas esquinas?

Er Tato dijo...

¿Alguien honrado, querido letrado? Cuando un juez tiene que decidir cómo deben romper sus vidas en común quienes un día se quisieron, es que al menos uno de los dos no es honrado. ¿En cuántas separaciones debe terminar decidiendo un juez? Pues contestada esta pregunta, queda contestada la tuya.

Un abrazo

Dulcinea dijo...

Discrepo, Letrado, pero no lo veo como tú.

Si juegan a difamarse para conseguir lo que quieren es porque el juego de la difamación funciona. Y ahí que cada cuál aguante su vela, empezando por el juez que consiente, siguiendo por los abogados que asesoran acerca de qué tintas cargar y qué capítulos callar o maquillar, y acabando por los interesados que entran al trapo.

Llegado a cierto punto, es casi imposible negociar o pactar nada.

Marta dijo...

[Un abogado honrado, también lo es ]

Néstor dijo...

Hum... R. MORA, te veo con curiosidad. Pues no sé, las ciudades con esquinas están llenas de dudas, de caminos que se abren, de altos. Desde hace unas horas ansío vivir en una con muchas esquinas, para pararme de continuo.
TATO, mi madre siempre decía que dos no discuten si uno no quiere. A veces el amor, como la mahonesa, se termina, otras veces se mata o se deja morir de aburrimiento (porque se ha domado, civilizado...) y otras vive para siempre. En todos los casos no hay solo un responsable. Ya no existe el cónyuge culpable. Ya no.
DULCINEA, la difamación es un arma que daña al que la utiliza. No puedes defender insultando al contrario. No obstante no olvides que los abogados conocemos la versión de nuestro cliente. La verdad pura y dura se nos esconde y a veces -demasiadas veces- no queremos ni verla, porque nos empeñamos en defender al cliente por encima de cualquier otra cosa. Me parece bien que discrepes, como siempre...
MARTA, hace unos días hablando con una compañera me recordó aquello que se dice sobre los abogados y el infierno... Pero sí, ahora que lo dices, creo que conozco a un tiburón del Botxo... Hum...

R. Gª. ALDARIA dijo...

Te veo en forma, me alegro y te envidio. Yo estoy en las últimas...

Paco Becerro dijo...

Yo creo que hay muchos más seres honrados que unicornios.

La generalización, la descalificación de todos, el todos son iguales, es finalmente una gran injusticia.

Decir que todos los politicos son corruptos o que todos los abogados tramposos o todos los funcionarios vagos, o todos los deportistas se dopan, o todas las mujeres... o todos los menores... o todos los vascos... o todos los madrileños...
no es más que equivocarse.

R. Gª. ALDARIA dijo...

Todos los que leen este blog son listos.

María dijo...

muchos mas, es dificil, pero yo creo que hombres honrados hay más que unicornios!

Néstor dijo...

RAMÓN, no te creo... Estás cansado, pero eso es por el cóctel exlosivo de despachos y maratones que te metes para el cuerpo. Hablaremos...
FUTURO BLOGUERO, es cierto que el insulto es el refugio del débil, del que no sabe defender sus ideas o las ajenas... Y también es cierto que hay más gente honrada que unicornios... Pero es a veces se esconden tanto que no hay manera de verlos...
RAMÓN... ?
MARÍA, ya digo que yo también lo espero. Lo que sucede es que hay días en que lo pierdo de vista, no sé, días de desconsuelo. Ya sabes, días en que el mundo se pone cuesta arriba...

R. Gª. ALDARIA dijo...

¿? ¿?

Nodisparenalpianista dijo...

Esto es lo más inteligente que he leído desde hace mucho tiempo... lo de que"Todos los que leen este blog son listos".
Y lo de los unicornios pues también es verdad. Incluso peor.

Anónimo dijo...

¿Cómo hubieras negociado?. ¿Estás defendiendo a una parte con los mismos derechos o tu parte tiene alguna ventaja?. Pareciera que no es una cuestión de defenderse atacando, mas bien, puestos a perder, que pierdan todos.

Néstor dijo...

RAMÓN, te veo, en efecto, un poco pasado de vueltas, ja, ja, ja...
PIANISTA, no sé si es lo más inteligente, no sé... Desde luego quizá sea exagerado lo del último unicornio, pero es que en ocasiones en bien difícil encontrarte con alquien verdaderamente íntegro (empezando por mi mismo).
ANÓNIMO, lo siento, pero no contesto anónimos (excepto que sepa quienes son; en tu caso no lo sé).

Nodisparenalpianista dijo...

Lo complicado es encontrarse un unicornio con gafas. Y en bici.

rossy dijo...

Pero los unicornios no existieron ... y yo me niego a creer que no hay hombre honrado; qué triste sería, no?

Aunque la mayoría de los casos en esas Salas ... son tristes. Eso sí es una realidad.

MIGUEL MARTINEZ dijo...

Hola, sigo tu blog desde hace tiempo desde la distancia de Madrid aunque comparto profesión y aficiones (la bici); creo que en cuestiones como la que tratas mucha culpa es de los abogados. Yo he perdido más de un cliente que no ha querido entender que en el divorcio en España no entra el concepto de culpa, y que no debería influir en las medidas por las que se discute. Si los abogados nos negásemos a exhibir los traspos sucios de la intimidad de la pareja, y nos ciñéramos a los hechos que importan (medios económicos, normalmente) muchas parejas se ahorrarían años y años de conflictos después, mucho peores que los que dieron origen al divorcio. Suelo decir que si una pareja no se lleva bien y por eso se divorcia, después del juicio, se odia (es una generalización, claro).
Enhorabuena por el blog.