1.-
Cuando conduzco suelo ir silencioso. Me gusta abandonarme a mis pensamientos, con la música a tope. Entonces me descapoto, abro las compuertas de mi cabeza y los recuerdos se mezclan con la agenda, los problemas, las llamadas que no he hecho… Recuerdos olvidados adquieren entonces vital importancia. Sensaciones, conversaciones, cafés a media mañana, comidas de verano se pasean ante mis ojos. Y sonrío. Y entonces surgen buenos propósitos. Ahí van dos ejemplos.
2.-
Mi aventura con el ajedrez terminó pronto. Apenas un año o dos después de comenzar me tocó competir. Me emparejaron con una chica de mi edad, hija de un profesor de mi colegio. Era rubia, angelical y de ojos azules. La sorprendí con una apertura marca de la casa. Se repuso. Le bastaron doce movimientos para darme jaque y unos cuantos más para derribar a mi patético rey. Fui el hazmerreír durante unas semanas; hasta que lo dejé.
Aquello me sirvió. De aquella infame etapa guardo varias lecciones. La primera es que no hay enemigo pequeño. La segunda es que no debo fiarme de una melena rubia y un par de ojos azules. Ni de mi preparación.
3.-
Soy muy consciente que en ocasiones soy duro, cortante, seco. Que lo hago pasar mal, que hago sufrir. A veces lo hago sin darme cuenta, porque voy llevado en volandas por la prisa y el viento y no presto atención a lo que me dicen. ¿Cómo un elefante en chatarrería? Sí, eso: como un elefante. Y otras –cuando preparo a mis clientes para entrar a juicio– porque sé que el litigio depende de que digan y transmitan exactamente lo que deben decir y transmitir. Entonces no hay margen para el error. Una palabra mal dicha, una pregunta mal formulada y la tierra se abre y nos traga a todos. Por eso me endurezco explicando las cosas. Sé que lo hago pasar mal, que debería explicar mucho más las cosas. Pero no lo hago. No tengo tiempo, pienso; ya se lo diré después.
A Laura se lo hice pasar mal. Antes de entrar a juicio quiso decirme muchas cosas y la corté: no te salgas de esto, le dije.
Me levantaste la voz, me dice.
Sí. Lo hice.
Anoche nos reíamos, porque la sentencia ha salido bien. Ya sonríe. Y eso vale la pena, pero no a cualquier precio. No. Y pienso que la próxima vez no me dejaré llevar por la prisa.
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12 comentarios:
Muy pronto descubriste lo de que no hay que fiarse de una melena rubia y unos ojos azules. Yo tampoco me fío, je, je.
Yo también resulto a veces cortante, pero porque soy directa en los asuntos que me interesan o en los que quiero que me tomen en serio y quizás no sé utilizar otros recursos.
Lo importante es que al final tu trabajo salga bien y los amigos al final te comprenden.
Besos
Conducir, la velocidad, la música... Es un conjunto que produce un efecto curioso. Creo que tiene que ver con una extraña y repentina invasión de libertad que le hace a uno sentirse capaz de voltear el mundo y poner todo en orden.
Lo de resultar cortante debe de ser sólo en el trabajo, aquí desde luego no lo pareces :)
Si conducir y descapotarse da estos resultados estoy por plantearmelo y todo ;)
Cuánta razón tienes en eso de que no hay enemigo pequeño. Yo también lo aprendí a su debido tiempo.
lo del coche lo entiendo! yo, que no conduzco, me encanta que "me conduzcan" de noche, una vez por mi cumple una amiga me vino a buscar a la universidad (salía por la noche) y me dijo: dime un numero, y yo le dije: 49 y me dijo, "nos vamos al kilómetro 49 de la carretera de la coruña", con la musica a tope, las luces, la ventana abierta.... fue un buen regalo!. Pero.... tienes razón, para otras cosas las prisas no son buenas.
Espero esa cancion!!! Gracias!!
qué bien describes esa sensación del coche, yo no conduzco pero cuando voy andando por la calle con el mp3 colgando m,e siento así, y es que la música es un acelerador de pensamientos y recuerdos...
Ja, ja, ja... PARSIMONIA, lo aprendí pronto, pero lo olvido cada amanecer. Lo cierto es que lo importante no es que el trabajo salga bien: lo importante es hacer lo que debo, me comprendar o no. Y creo que lo mejor es ir sin prisas.
MARTA, tienes razón: es un cóctel sorprendente, con un sabor a libertad e independencia que llena mientras dura.
MYRIAM, te advierto que mi estado natural es del "reverso tenebroso". Y más desde este fin de semana, ja, ja, ja...
DULCINEA, es una verdad como un temblo: no hay enemigo pequeño. Solo los idiotas desprecian al contrario; y solo los muy idiotas desprecian al enemigo insignificante.
Caray, MARÍA, qué pedazo regalo. Pues en el 38 hay una casa de piedra (el castillo familiar) que puedes usar como si fuera tuya. La canción mañana, si eso (ja, ja, ja).
Es curioso ADALDRIDA, cuando salgo en bici solo me llevo el mp3 y enchufo la música a tope (Rise Against)... Las sensaciones suelen ser más plenas y los pensamientos más sugerentes.
Bueno, bueno Letado ya sera menos, ya te dije que todo depende de que sea para tí el "reverso tenebroso", de todas formar si quieres desarrollas el tema ya sabes ...
Las únicas melenas rubias de las que fiarse, las de la Rubia Azabache, que son negras, zahínas y berrendas.
El ajedrez, un juego duro o un deporte suave.
La música al volante, una estupenda compañía, aunque yo con los años guardo la música para los paseos caminando, y escucho la radio -que cada vez me gusta más- en el coche.
En cuanto a tu sequedad o estrategia de "ciñete al guión y dí esto" sin escuchar a Laura, creo que te salió bien. Hubiera sido mejor escucharla pero quién sabe si hubiera funcionado igual de bien. Como bien señalas, ahí no hay margen de error. Eso sí, dicho con suavidad, para que no te reprochen lo de alzar la voz.
Ah... y qué susto, al leer el título de desfragmentar, pensé que tu PC había cascado y nos veríamos privados de tus narraciones una temporada...
Ufff..
En el fondo eres como Harry el Sucio, un tío duro, esta entrada denota que has cogido la bici y te ha pegado el sol en el casco, ¿verdad? Seguro que le tiras dardos a la foto de la melena rubia ajedrecista, je,je,je.
¿un castillo en el km 38??? .... interesante.... ¿podría organizar una fiesta de finde con mis amigas???? jua jua jua
y de mañana nada! jajajajaja gracias!
Hum... MYRIAM, lo desarrollaré. Lo haré, pero otro día. Que hoy, entre la bici, el Oscar de Pé y la dimisión del Bermejo voy sobrado de novedades.
FUTURO BLOGUERO, me temo que no os libráis de mi ni a tiros, ja, ja, ja... Tendré cuidado con mi voz, en efecto, porque no hay nada que no se pueda explicar en voz baja. Nada importante, se entiende.
Ja, ja, ja, RAMÓN, tardé en olvidarme de aquellos ojos azules de demonio. Salí el sábado y el domingo con la bici, esperando recuperar el tiempo perdido (buenas sensaciones y cuerpo dolorido es lo que me queda ahora). ¡Aupa con BCN el 1 de marzo!
LUISA, bien lo sabes: soy malo malísimo, ja, ja, ja...
MARÍA, ¡un castillo de piedra de la sierra! ¿Una fiesta? Vale si voy como dj.
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